El Papa Francisco, el 11 de baril de 2015 en el Vaticano convoca un año jubilar de la misericordia.

ceremonia de convocatoria del año jubilar de la misericordia

Bula del Papa Francisco sobre el año de la misericordia
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ANTEDENTES

Una devoción especial se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1930. El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar. Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor ilimitado de Dios y la disponibilidad de este Amor a todos – especialmente a los más pecadores. El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia esta basada en los escritos de la Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin educación básica que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios. Aún antes de su muerte en 1938 se comenzó a esparcir la devoción a la Divina Misericordia.

El mensaje de Misericordia es que Dios nos Ama – a todos- no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo. Es un mensaje que podemos recordar tan fácilmente como un ABC.A — Pide su Misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el mundo enteroB — Sé misericordioso – Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demásC — Confía completamente en Jesús – Dios nos deja saber que las gracias de su Misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.

 

La Devoción a la Divina MisericordiaTener devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios como Misericordia. Es una decisión que comprende en confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.

Las prácticas devocionales propuestas en el diario de la Santa Faustina están en completo acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz están firmemente en los Mensajes de los Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo.

Corazón MisericordiosoExisten dos versos de las Escrituras que debemos tener en cuenta mientras nos involucramos en estas prácticas devocionales.

1. "Ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios mientras que si corazón está lejos de mí." (Is 29:13);

2. Bienaventurados los misericordiosos por que ellos alcanzarán misericordia " (Mt 5:7). Es irónico y hasta espantoso el hecho de que la mayoría de las personas religiosas de los tiempos de Cristo (personas que eran practicantes de su religión y que ansiosamente esperaban la venida del Mesías) no fueron capaces de reconocerlo cuando Él vino.

Los fariseos, a los que Cristo les hablaba en la primera cita del evangelio mencionada anteriormente, eran muy devotos a las oraciones, reglas y rituales de su religión, pero al pasar de los años, estas prácticas externas eran tan importantes por ellas mismas que su verdadero significado se había perdido. Los fariseos efectuaban todos los sacrificios requeridos, decían las oraciones correctas, ayunaban con frecuencia y hablaban constantemente sobre Dios, pero nada de esto había tocado sus corazones. Como resultado no tenían ninguna relación con Dios, ellos no estaban viviendo de la forma que Él quería y no estaban preparados para la venida de Cristo.

 

Cuando miramos a la imagen de nuestro Salvador Misericordioso, o dejamos lo que estamos haciendo a las tres de la tarde, o rezamos la coronilla de la Divina Misericordia – son estas cosas que nos están llevando más cerca a la verdadera vida sacramental de la Iglesia y dejamos que Cristo transforma nuestros corazones? ¿O solo se han convertido en hábitos religiosos? ¿En nuestras vidas diarias estamos convirtiéndonos más y más en personas de Misericordia? ¿O sólo estamos honrando la Misericordia de Dios con los labios? Viviendo el mensaje de la Misericordia Las prácticas devocionales reveladas a la Santa Faustina nos fueron dadas como "instrumentos de misericordia" por medio de los cuales el amor de Dios es derramado sobre todo el mundo, pero no son suficientes por sí solas. No es suficiente que nosotros colguemos la imagen de la Divina Misericordia en nuestros hogares, que recemos la Coronilla todos los días a las 3 de la tarde, y recibamos la Comunión el domingo después de la pascua. Nosotros debemos mostrarnos misericordiosos con nuestro prójimo. ¡Poner la Misericordia en acción no es una opción de la devoción a la Divina Misericordia sino un requisito!

Nuestro Señor le habla estrictamente de esto a Santa Faustina:

Exijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. (Diario 742).

Así como lo mandan los evangelios "Sean Misericordiosos así como su Padre en el Cielo es Misericordioso, " piden que seamos misericordiosos con nuestro prójimo "siempre y en todo lugar" parece imposible de cumplir pero el Señor asegura que es posible. " Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas. " (Diario 1074)

¿Cómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo? Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. "En estas tres formas" Él le dice a Sor Faustina " está contenida la plenitud de la misericordia" (Diario 742) Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al Señor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en práctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.

Pidiendo la Misericordia de nuestro Señor, confiando en su Misericordia, y viviendo como personas misericordiosas nos podemos asegurar que nunca escucharemos decir "Sus corazones están lejos de mí" sino más bien la hermosa promesa de " Bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia".

Es nuestro deseo que ustedes continúen leyendo y volviendo a leer la información de esta página de web y que digan las oraciones, y que pongan en práctica lo anteriormente mencionado, de manera que lleguen a confiar completamente en Dios y vivan cada día inmersos en su Amor Misericordioso – cumpliendo de esta forma el mandamiento del Señor "Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." (Mt 5:16).

 

 

Santa María Faustina Kowalska

 

Elena Kowalska, nació en Glogowiec en 1905, cerca de Cracovia, en Polonia. Unas pocas semanas antes de su vigésimo cumpleaños, entró a la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de Misericordia, adoptando el nombre María Faustina. En 1928 tomó los votos definitivos como monja.

El comienzo de la devoción a la Divina Misericordia

El 22 de Febrero de 1931, tuvo una visión de Jesús en el pueblo de Plock, Polonia. Sor Faustina relata en su diario lo que Nuestro Señor le dijo de esta manera:

"Pinte una imagen de acuerdo a esta visión, con las palabras 'Jesús, en Vos confío' Yo deseo que esta imagen sea venerada, primero en tu capilla y luego en el mundo entero."

"Yo prometo que, el alma que venere esta imagen, no perecerá. También prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé con mi propia Gloria."

"Los dos rayos indican Agua y Sangre. El rayo pálido significa el Agua que hace las almas justas. El rayo rojo significa la Sangre que es la vida de las almas."

"Estos dos rayos salieron de las profundidades de Mi tierna Misericordia, cuando Mi corazón agonizado fue abierto por la lanza en la Cruz."

A partir de 1931, Faustina, tuvo una serie de revelaciones de Jesús. Todas ellas las escribió en su diario de más de 600 páginas. Durante casi 20 años, estuvo prohibida la devoción a la Divina Misericordia. Desde el 15 de abril de 1978, la Santa Sede permitió la práctica de esta devoción.

Sor Faustina murió de tuberculosis, el 5 de octubre de 1938, en Cracovia. Sus restos mortales yacen en la capilla del convento bajo la milagrosa imagen de la Divina Misericordia, fue beatificada el 18 de abril de 1993 y canonizada el 30 de abril del 2000 por S. S. Juan Pablo II.

Extractos de los Mensajes de Nuestro Señor, según algunos extractos del diario de Santa Faustina

Sobre la Imagen.
"Ofrezco a los hombres la vasija con la que han de seguir viniendo a la fuente de la misericordia para recoger las gracias. Esa vasija es esta imagen con la firma: Jesús, en Vos confío"

Sobre la Coronilla.
"Alienta a las personas a recitar la Coronilla que te he dado... Quien la recite, recibirá gran misericordia a su hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aún si el pecador mas empedernido recite esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia."

"Escribe que cuando reciten esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y el, no como Justo Juez sino como Salvador Misericordioso."

Sobre la Festividad.
"Yo quiero que esta imagen sea solemnemente bendecida el primer domingo después de Pascua; ese domingo ha de ser la Fiesta de Mi Misericordia."

"En aquel día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramaré un mar entero de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia; el alma que se confiese [dentro de ocho días antes o después] y comulgue [el mismo día] obtendrá la remisión total de culpas y castigos"

La Hora de la Misericordia (Las Tres de la Tarde)
"Te recuerdo, hija mía, que tan pronto como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas completamente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y particularmente para los pobres pecadores; porque en ese momento la Misericordia se abrió ampliamente para cada alma."

"A la hora de las tres imploren Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi desamparo en momento de agonía. Esta es la hora de gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de Mi tristeza mortal. En esta hora, no le rehusare nada al alma que me lo pida por los méritos de Mi Pasión."

Sobre la Novena.
"Deseo que durante esos nueve días traigas almas a la fuente de Mi misericordia, que de allí podrán tomar fuerza y consuelo y cualquier gracia que necesiten en las adversidades de la vida, especialmente en la hora de la muerte."

 

LA IMAGEN

 

 

EL primer elemento de la Devoción a la Divina Misericordia que fue revelado a la Hermana Faustina fue la Imagen, el 22 de Febrero del 1931. Jesús se le aparece con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice:

 

"Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma: "Jesús, en ti confío". Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero." (Diario 47)

"Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerta. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria." (Diario 48)

"Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Este recipiente es esta imagen con la firma: Jesús en Ti confío". (Diario 327)

"Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica las almas. EL rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas…"."Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizado fue abierto en la cruz por la lanza."

"Estos rayos protegen a las almas de la indignación Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, por que no le alcanzará la mano justa de Dios." (Diario 299)

"No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia." (Diario 313)

"A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas, ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil." Diario (742)

 

En estos textos se explica la doctrina de la Iglesia en cuanto a imágenes, la justificación y la gracia. Primero, por si sola una imagen es meramente una pintura, no importa cuan hermosa y expresiva. Sin embargo, puede señalarnos los misterios de la fe y disponernos a recibir aquello que representan, en este caso la Divina Misericordia.

Es por tanto el recipiente, no la fuente, un recordatorio, no la realidad. Esta realidad es la fuente misericordiosa de gracias que mana del Corazón traspasado de Cristo en la Cruz, y que mana visiblemente para representar lo visible, es decir lo sacramental, los signos de gracia, el Bautismo y la Eucaristía, representando todos los sacramentos de la Iglesia. Por ende, San Juan en su primera epístola insiste en la presencia de lo invisible con lo visible, el Espíritu con el Agua y la Sangre.

La imagen también nos recuerda que la salvación no es sólo por la fe, pero por obras y caridad también. Hay que tener fe para ver y creer en lo que significa la Imagen, la Divina Misericordia derramándose de Cristo en la Cruz, pero hay que ser misericordioso, el amor que va más allá los estrictos requisitos de la justicia, para atraer la Misericordia hacia sí mismo. " Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Mt 7:2). La imagen del costado traspasado de Jesús derramando sangre y agua nos recuerda que la Cruz, el amor en acción es el precio de la misericordia. " Que, como yo os he amado, así os améis los unos a los otros." (Jn 13:34)

 

DECRETO

Se enriquecen con indulgencias actos de culto realizados
en honor de la Misericordia divina.

TU misericordia, oh Dios, no tiene límites, y es infinito el tesoro de tu bondad..." (Oración después del himno "Te Deum") y "Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia..." (Oración colecta del domingo XXVI del tiempo ordinario), canta humilde y fielmente la santa Madre Iglesia. En efecto, la inmensa condescendencia de Dios, tanto hacia el género humano en su conjunto como hacia cada una de las personas, resplandece de modo especial cuando el mismo Dios todopoderoso perdona los pecados y los defectos morales, y readmite paternalmente a los culpables a su amistad, que merecidamente habían perdido.

Así, los fieles son impulsados a conmemorar con íntimo afecto del alma los misterios del perdón divino y a celebrarlos con fervor, y comprenden claramente la suma conveniencia, más aún, el deber que el pueblo de Dios tiene de alabar, con formas particulares de oración, la Misericordia divina, obteniendo al mismo tiempo, después de realizar con espíritu de gratitud las obras exigidas y de cumplir las debidas condiciones, los beneficios espirituales derivados del tesoro de la Iglesia. "El misterio pascual es el culmen de esta revelación y actuación de la misericordia, que es capaz de justificar al hombre, de restablecer la justicia en el sentido del orden salvífico querido por Dios desde el principio para el hombre y, mediante el hombre, en el mundo" (Dives in misericordia, 7).

La Misericordia divina realmente sabe perdonar incluso los pecados más graves, pero al hacerlo impulsa a los fieles a sentir un dolor sobrenatural, no meramente psicológico, de sus propios pecados, de forma que, siempre con la ayuda de la gracia divina, hagan un firme propósito de no volver a pecar. Esas disposiciones del alma consiguen efectivamente el perdón de los pecados mortales cuando el fiel recibe con fruto el sacramento de la penitencia o se arrepiente de los mismos mediante un acto de caridad perfecta y de dolor perfecto, con el propósito de acudir cuanto antes al mismo sacramento de la penitencia. En efecto, nuestro Señor Jesucristo, en la parábola del hijo pródigo, nos enseña que el pecador debe confesar su miseria ante Dios, diciendo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de llamarme hijo tuyo" (Lc 15, 18-19), percibiendo que ello es obra de Dios: "Estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado" (Lc 15, 32).

Por eso, con próvida solicitud pastoral, el Sumo Pontífice Juan Pablo II, para imprimir en el alma de los fieles estos preceptos y enseñanzas de la fe cristiana, impulsado por la dulce consideración del Padre de las misericordias, ha querido que el segundo domingo de Pascua se dedique a recordar con especial devoción estos dones de la gracia, atribuyendo a ese domingo la denominación de "Domingo de la Misericordia divina" (cf. Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, decreto Misericors et miserator, 5 de mayo de 2000).

El evangelio del segundo domingo de Pascua narra las maravillas realizadas por nuestro Señor Jesucristo el día mismo de la Resurrección en la primera aparición pública: "Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz con vosotros". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: "La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío". Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos"" (Jn 20, 19-23).

Para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria, como se indicará más abajo, para que los fieles reciban con más abundancia el don de la consolación del Espíritu Santo, y cultiven así una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y, una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos.

De esta forma, los fieles vivirán con más perfección el espíritu del Evangelio, acogiendo en sí la renovación ilustrada e introducida por el concilio ecuménico Vaticano II: "Los cristianos, recordando la palabra del Señor "En esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros" (Jn 13, 35), nada pueden desear más ardientemente que servir cada vez más generosa y eficazmente a los hombres del mundo actual. (...) Quiere el Padre que en todos los hombres reconozcamos y amemos eficazmente a Cristo, nuestro hermano, tanto de palabra como de obra" (Gaudium et spes, 93).

Por eso, el Sumo Pontífice, animado por un ardiente deseo de fomentar al máximo en el pueblo cristiano estos sentimientos de piedad hacia la Misericordia divina, por los abundantísimos frutos espirituales que de ello pueden esperarse, en la audiencia concedida el día 13 de junio de 2002 a los infrascritos responsables de la Penitenciaría apostólica, se ha dignado otorgar indulgencias en los términos siguientes:

Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos rece, en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti"). Se concede la indulgencia parcial al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas.

Además, los navegantes, que cumplen su deber en la inmensa extensión del mar; los innumerables hermanos a quienes los desastres de la guerra, las vicisitudes políticas, la inclemencia de los lugares y otras causas parecidas han alejado de su patria; los enfermos y quienes les asisten, y todos los que por justa causa no pueden abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria en el domingo de la Misericordia divina si con total rechazo de cualquier pecado, como se ha dicho antes, y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales, rezan, frente a una piadosa imagen de nuestro Señor Jesús misericordioso, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti").

Si ni siquiera eso se pudiera hacer, en ese mismo día podrán obtener la indulgencia plenaria los que se unan con la intención a los que realizan del modo ordinario la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso una oración y a la vez los sufrimientos de su enfermedad y las molestias de su vida, teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres condiciones prescritas para lucrar la indulgencia plenaria.

Los sacerdotes que desempeñan el ministerio pastoral, sobre todo los párrocos, informen oportunamente a sus fieles acerca de esta saludable disposición de la Iglesia, préstense con espíritu pronto y generoso a escuchar sus confesiones, y en el domingo de la Misericordia divina, después de la celebración de la santa misa o de las vísperas, o durante un acto de piedad en honor de la Misericordia divina, dirijan, con la dignidad propia del rito, el rezo de las oraciones antes indicadas; por último, dado que son "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7), al impartir la catequesis impulsen a los fieles a hacer con la mayor frecuencia posible obras de caridad o de misericordia, siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesucristo, como se indica en la segunda concesión general del "Enchiridion Indulgentiarum".

Este decreto tiene vigor perpetuo. No obstante cualquier disposición contraria.

Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles.


Luigi DE MAGISTRIS
Arzobispo titular de Nova
Pro-penitenciario mayor

 

Gianfranco GIROTTI, o.f.m. conv.
Regente

Horarios de misas

A PARTIR DE OCTUBRE 2019

Horarios 

- Lunes a sábado a las 19 h

- Domingos 10:30 y 12:30

 

Día 1 de Noviembre misa a las 10:30 en la Iglesia y 12.00 en el cementerio

 

Día 2 de Noviembre misa a las 12.00 en el cementerio y 19:30 en la Iglesia

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17/06/2018

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